El padre de una de las estudiantes francesas asesinadas en Salta exige la reapertura de la causa y el fin de la impunidad.
En horas de la tarde del viernes 23 de febrero, arribó a Salta Jean Michele Bouvier, padre de Cassandre, una de las estudiantes francesas asesinadas en Salta en junio de 2011. Como lo hizo en reiteradas oportunidades exigirá justicia para su hija y la reapertura de la causa ante la enorme cantidad de inconsistencias que se dieron durante la investigación del juez Martín Pérez y el juicio que condenó solamente a Gustavo Lasi.
En el aeropuerto lo recibió Santos Clemente Vera, el baqueano que permaneció cerca de 11 años privado de su libertad sin pruebas concluyentes. Vera fue puesto en libertad luego de que la Corte Suprema de Justicia de la Nación aceptara un recurso de queja por la forma en la que se decidió su condena.
Cabe recordar que la Sala III del Tribunal de Impugnación, conducida por Luciano Martini y Rubén Arias Nallar resolvió condenar a Santos Clemente Vera a perpetua, revocando el fallo de primera instancia de los jueces Ángel Longarte, Carlos Pucheta y Bernardo Ruiz, en donde resultó sobreseído. Esta irregularidad motivó presentaciones de Jury contra los magistrados del Tribunal de Impugnación que hasta el momento no avanzaron.
La decisión del máximo tribunal de la nación es la prueba más concreta de esas falencias de la Justicia Provincial. Ante esto, el pedido de reapertura de la causa se centra en una gran cantidad de pruebas que nunca fueron investigadas y otras viciadas por la manipulación.
La pregunta sigue vigente: ¿Quién mató a las francesas?
Gustavo Lasi es el único condenado por el femicidio de Cassandre Bouvier y Houria Muomni. A lo largo de la instrucción se realizaron distintos peritajes y en todos se confirmó la presencia del ADN de Lasi, no así la de los otros acusados: Santos Clemente Vera y Daniel Vilte. Aquí radica una de las principales incógnitas que no se investigaron.
Una de las pericias realizadas por peritos franceses expuso la presencia del ADN de dos personas masculinas y una femenina que jamás fueron trazadas. Asimismo, la pericia realizada como contraprueba por la defensa de Vera también arrojó registros de ADN que no se investigaron. La decisión de la Justicia fue excluir estos informes y seguir con los ojos más vendados que de costumbre.
Otro punto que deja mal parada a la Justicia salteña es la fecha de muerte, ya que, entre la primera autopsia realizada, el estudio entomológico impulsado por el juez Martín Pérez y la virtuopsia de los franceses existen amplias diferencias. Lo que nunca se tuvo en cuenta es la presencia de alimentos sólidos en el estómago de una de las víctimas que echaría por tierra lo expuesto en la instrucción. Aquí radica la duda que aún se mantiene latente y gira en torno a la posibilidad de que Cassandre y Houria hayan permanecido cautivas en algún lugar cercano a la Quebrada de San Lorenzo desde la fecha en las que ingresaron a la reserva (15 de junio de 2011) y la fecha en la que fueron hallados sus cuerpos cerca del mirador (29 de junio de 2011).
Por otra parte, un mensaje de texto al celular de Houria Moumni también es motivo de dudas, el mismo no se investigó y podría ser la última comunicación que recibió la joven víctima.
Además de todo lo descrito hasta acá, el caso sufrió todo tipo de manipulaciones por parte de las autoridades políticas de ese entonces, un comisario de la Brigada de Investigaciones murió en situaciones que dejaron muchas dudas pero se caratularon como suicidio y los primeros acusados denunciaron torturas, afirmando que funcionarios policiales insistían con que se declaren culpables.
Son muchas cosas las que empañan el accionar de la Justicia y por esto es que tanto Jean Michel Bouvier, como toda la sociedad salteña hoy necesitan de una investigación precisa y a fondo que responda al interrogante que casi 13 años después, sigue haciendo eco: ¿Quién mató a las francesas?