Habló una carmelita y presentó al vicario judicial una carta donde detalla situaciones graves de violencia.
Otra vez denuncias de violencia, irregularidades, amenazas y hasta persecución salpican a María Livia, pastora y creadora de la celebración religiosa que conocemos como la Virgen del Cerro. Esta redituable ceremonia que tiene al turismo religioso en sus manos ha sido cuestionada por el monseñor Mario Antonio Cargnello en repetidas oportunidades y ahora a través de la denuncia de una carmelita se exponen verdaderas aberraciones.
El vínculo entre las carmelitas y María Livia surge luego de que esta última se encontrara con la Virgen María y le dijera que tenía que construir su santuario en medio de un negociado inmobiliario monumental que tiene a la pareja de la pastora a la cabeza, Carlos Obeid. Las tierras que fueron de las monjas, serían perfectas para el emplazamiento del santuario y el puntapié de una seguidilla de negocios con barrios cerrados, como lo es el taquillero valle donde más de uno quiere esconderse: el Valle Escondido, situado muy cerca del santuario de la Virgen del Cerro.
Seguido de esto, el vínculo se mantuvo hasta para la distribución de imágenes y estampitas, cosa que también molestó al arzobispo de Salta, quien desde un primer momento se opuso a todo lo relacionado con la Virgen del Cerro y las visiones de María Livia.
Ahora, una carmelita fue quien denunció, por medio de una carta dirigida al vicario judicial para que tome cartas en el asunto, verdaderas aberraciones que salpican a María Livia Galiano Obeid, como a la priora del Convento, María Inés de Jesús Hostia. De acuerdo con el relato, la pastora que vio la Virgen, habría ejercido presión sobre las carmelitas para allanarle el camino a la nueva priora y así sucedió, como ellas lo tramaban.
Esto no es lo único que expone la monja. Pues además, relata en la misma misiva una serie de hechos de violencia que incluyen, destratao, amenazas, persecución y hasta privación ilegítima de la libertad. Todo esto, tras el deceso de la priora anterior, María de los Ángeles.
Asimismo, señaló que la ideóloga de la Virgen del Cerro de Salta María Livia les decía: “Para no perder tiempo, tenés que votar a la Hermana Maria Inés porque La Virgen la escogió”, puesto que de lo contrario se enojaría y básicamente se irían todos al infierno.
“El trato de la Madre hacia mí, era muy violento y con gritos. Además, comenzaron a grabarme las conversaciones con mi familia en el locutorio y en otras oficinas poniendo grabadores ocultos. Al darme cuenta, advertí a mis familiares que nos estaban grabando y como no teníamos nada que ocultar podíamos seguir conversando como siempre. Al comienzo eran hostiles también con mi familia, hasta que les prohibieron acercarse”, reza la carta enviada al vicario judicial.
Como si esto fuese poco, agrega: “En una ocasión la Hermana María Belén, solicitó un alimento particular (dado que al volver de la quimioterapia tenía un régimen especial de comidas), el cual le fue negado porque era para la Sra. María Livia, a la que se le cocinaba todos los días, tanto a ella, como a su hija y su familia”.
La autora de tan fuerte denuncia también padece cáncer y tiene apenas 32 años de edad, reside en la casa de un familiar y espera encontrar en la Justicia una respuesta al calvario que le tocó vivir, pues más allá del castigo divino resulta menester ante tales atropellos un avance concreto y ejemplificador contra todo atropello.