La parchada pero sostenida Unión Nacional, ¿Puede sobrevivir así?
Estamos ante un interesante desafío. Todos y cada uno de los 47 millones de habitantes en estas 23 provincias, aun juntas bajo la celeste y blanca. Por el momento Messi es de todos y todos tenemos una misma selección. Pero….. Y si eso cambia?
La Argentina actual puede sobrevivir a la cuasi eliminación de su Estado Nacional?
La parchada pero sostenida Unión Nacional, puede sobrevivir así?
La violenta relación institucional entre los poderes del Estado Argentino cuanto mas puede soportar?
Es viable una Confederación Federal, como en el Siglo IXX?
Nuestro país puede ser la Yugoslavia americana?
La realidad económica de los hogares por el momento tapa el mar de fondo de la real política argentina. De esa política grande que en doscientos años supo construir nuestro país, y que se ve shockeada por esta realidad delirante, transmitida por cadena de radio y televisión. Por su parte en cada criollo todavía la heladera manda más que la Constitución Nacional. Pero eso es solamente por el momento.
Todavía no termina el verano y la mayoría del pueblo, lucha contra las primeras olas de un Tsunami que en parte ayudó a provocar. Ese pueblo dormido, ahogado y golpeado, cuando pierda todo buscará revisar sus derechos básicos pisoteados. Y la letra -por ahora- ahí está. La Corte Suprema también.
En el mundo del Congreso Nacional y de las casas provinciales gobernantes, no todos creen en verdad en la salida actual, inclusive entre aquellos que son partidarios y abonados participes de la tragedia popular. Ni siquiera los socios provinciales “del proceso” de reordenamiento nacional, dejan de ver que las relaciones institucionales en la Nación están siendo violentadas de una forma nunca antes vista, y en modos totalmente inapropiados. Chistes sexuales ante chicos de secundaria no entran siquiera en el análisis político. Espantosas burlas a personas con discapacidad superan todo intento serio de dialogo racional. Es solo crueldad y ya. Sin colores políticos. Chispazos patológicos de una personalidad posiblemente inhábil para la magistratura. Las formas no son democráticas, ni siquiera para el estándar de las derechas latinas. Esto no escapa a nadie en su sano juicio.
Los políticos profesionales, actualmente en funciones, es probable que logren sobrevivir ante una disgregación nacional. La verdadera casta nunca sufre por cosas materiales. Por eso dan vueltas y negocian, pese a la crisis autogenerada. Y pese a los actores anormales de la grotesca gestión.
El intento de comprar tiempo ante la Asamblea Bicameral no soluciona en nada el naufragio personal de los laburantes. El intento novedoso de pactar el 25 de mayo, no ayuda a pagar la luz hoy. Esos 85 días de plazo político pueden ser 85 años en el desierto para muchas familias argentinas. Incluso este nuevo escenario agrava más ese estado de estar sin un mango ya hace demasiado tiempo.
Por otra parte, es conocido el dicho que “cuanto más sube el mono, más el culito se le ve”, y ciertos rasgos psicópatas y perversos tarde o temprano harán ruido en la piel de cada argentino de bien. Por lo menos de los verdaderos argentinos que bien.
Esos mismos hombres y mujeres que hoy pagan el saqueo de un grupúsculo, disfrazándolo semánticamente como ajuste, o sufrimiento inevitable. Más temprano que tarde hasta el máximo defensor del modelo se sentirá despojado. Otros directamente sienten que la única salida es por los techos de La Rosada.
Esa relación siniestra entre los tiempos del poder y los tiempos de sus gobernados es la que dirá hasta donde llega todo esto, catalogado como el “experimento extravagante”.
Los ciudadanos no solo ven lejos el 25 de mayo. El sentido común de todos –incluso los negacionistas- no la ve. No llega a verla. No llegaba a fin de mes, ahora no llega al mañana siquiera. La verdad es que dentro de cada uno suena un instinto de alarma. La libertad no alcanza.
Por Maxi Ro (Especial para Coloquial)